viernes, 3 de marzo de 2017

Metaplasmos

Los metaplasmos son transformaciones que se hacen en algunas palabras.
Los cambios fonéticos pueden ser por adición, por supresión o por la distinta combinación de sonidos:
  • Adición
  1. La prótesis (al principio de las palabras).
  2. La epéntesis (al medio).
  3. La paragoge (al fin).
Una especie de aumento, en menor grado, es el refuerzo, ya en las vocales, ya en las consonantes.
  • Supresión:
  1. La aféresis (al principio de las voces).
  2. La síncopa (al medio),
  3. La apócope (al fin).
  4. La haplología es la eliminación de una sílaba semejante a otra contigua de la misma palabra (impudicia por impudicicia).
Una especie de supresión, en menor grado, es la debilitación o atenuación, sea de las vocales, sea de las consonantes.
  • Distinta combinación
  1. La asimilación (se hacen iguales dos letras que no eran)
  2. La disimilación, que es lo contrario (se hacen distintas dos letras iguales)
  3. La transposición o metátesis (cambio del orden)
  4. La contracción (se funden dos letras)

Ruben Dario poema a Colón

¡Desgraciado Almirante! Tu pobre América, 
tu india virgen y hermosa de sangre cálida, 
la perla de tus sueños, es una histérica 
de convulsivos nervios y frente pálida. 

Un desastroso espirítu posee tu tierra: 
donde la tribu unida blandió sus mazas, 
hoy se enciende entre hermanos perpetua guerra, 
se hieren y destrozan las mismas razas. 

Al ídolo de piedra reemplaza ahora 
el ídolo de carne que se entroniza, 
y cada día alumbra la blanca aurora 
en los campos fraternos sangre y ceniza. 

Desdeñando a los reyes nos dimos leyes 
al son de los cañones y los clarines, 
y hoy al favor siniestro de negros reyes 
fraternizan los Judas con los Caínes. 

Bebiendo la esparcida savia francesa 
con nuestra boca indígena semiespañola, 
día a día cantamos la Marsellesa 
para acabar danzando la Carmañola. 

Las ambiciones pérfidas no tienen diques, 
soñadas libertades yacen deshechas. 
¡Eso no hicieron nunca nuestros caciques, 
a quienes las montañas daban las flechas! . 

Ellos eran soberbios, leales y francos, 
ceñidas las cabezas de raras plumas; 
¡ojalá hubieran sido los hombres blancos 
como los Atahualpas y Moctezumas! 

Cuando en vientres de América cayó semilla 
de la raza de hierro que fue de España, 
mezcló su fuerza heroica la gran Castilla 
con la fuerza del indio de la montaña. 

¡Pluguiera a Dios las aguas antes intactas 
no reflejaran nunca las blancas velas; 
ni vieran las estrellas estupefactas 
arribar a la orilla tus carabelas! 

Libre como las águilas, vieran los montes 
pasar los aborígenes por los boscajes, 
persiguiendo los pumas y los bisontes 
con el dardo certero de sus carcajes. 

Que más valiera el jefe rudo y bizarro 
que el soldado que en fango sus glorias finca, 
que ha hecho gemir al zipa bajo su carro 
o temblar las heladas momias del Inca. 

La cruz que nos llevaste padece mengua; 
y tras encanalladas revoluciones, 
la canalla escritora mancha la lengua 
que escribieron Cervantes y Calderones. 

Cristo va por las calles flaco y enclenque, 
Barrabás tiene esclavos y charreteras, 
y en las tierras de Chibcha, Cuzco y Palenque 
han visto engalonadas a las panteras. 

Duelos, espantos, guerras, fiebre constante 
en nuestra senda ha puesto la suerte triste: 
¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante, 
ruega a Dios por el mundo que descubriste!